miércoles, 8 de abril de 2015


La batalla de Francia.


La campaña en el frente occidental, mejor conocida como “la batalla de Francia” tenía como objetivo la conquista del país galo (Francia, Bélgica, el oeste de Suiza y Holanda), el enemigo más poderoso de Alemana. La batalla duro 4 meses desde el 10 de marzo de 1940, hasta el 25 de junio de ese mismo año y acabo con la capitulación del gobierno francés.



Después de la invasión alemana de Polonia en septiembre de 1939, Francia y Reino Unido declararon la guerra al país invasor. Sin embargo el frente occidental se mantuvo se mantuvo inactivo por 7 meses, a ese periodo de tiempo se le llamo “guerra de broma”. Durante este tiempo de relativa paz, los franceses se replegaron detrás de la Línea Maginot y prepararon junto con los ingleses una línea defensiva a lo largo de la frontera entre Francia y Bélgica, que se había declarado neutral, comprometiendo así la efectividad de la defensa aliada.

Debido a eso el ejército alemán se dividió en tres grupos cuyos objetivos eran abrir camino al resto de las unidas para llevar a cabo la invasión a Holanda y un ataque de distracción sobre Bélgica.




Invasión de Holanda y Bélgica.


En la madrugada del 10 de mayo de 1940 los alemanes lanzaron su ofensiva.


Al amanecer, Luxemburgo había sido invadida debido al sorpresivo lanzamiento de paracaidistas, eso hizo creer a los aliados que los alemanes estaban haciendo lo que ellos esperaban. Los aliados no se preocuparon mucho ante el rápido avance alemán ya que suponían que los belgas, con sus numerosos ríos, canales fácilmente inundables y fuertes, retrasarían el avance alemán. Sin embargo, una excelente labor de espionaje y la habilidad de los paracaidistas alemanes permitieron conservar muchos puentes intactos. A pesar de estar pobremente equipados, los holandeses lucharon constantemente. Eso no impidió el terrible bombardeo de Rotterdam ejecutado el 14 de mayo que obligó al gobierno holandés a rendirse inmediatamente.








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