La batalla de Francia.
Después de la invasión
alemana de Polonia en septiembre de 1939, Francia y Reino Unido declararon la
guerra al país invasor. Sin embargo el frente occidental se mantuvo se mantuvo
inactivo por 7 meses, a ese periodo de tiempo se le llamo “guerra de broma”.
Durante este tiempo de relativa paz, los franceses se replegaron detrás de la
Línea Maginot y prepararon junto con los ingleses una línea defensiva a lo
largo de la frontera entre Francia y Bélgica, que se había declarado neutral,
comprometiendo así la efectividad de la defensa aliada.
Debido a eso el ejército
alemán se dividió en tres grupos cuyos objetivos eran abrir camino al resto de
las unidas para llevar a cabo la invasión a Holanda y un ataque de distracción
sobre Bélgica.
Invasión de Holanda y
Bélgica.
Al amanecer,
Luxemburgo había sido invadida debido al sorpresivo lanzamiento de
paracaidistas, eso hizo creer a los aliados que los alemanes estaban haciendo
lo que ellos esperaban. Los aliados no se preocuparon mucho ante el rápido
avance alemán ya que suponían que los belgas, con sus numerosos ríos, canales
fácilmente inundables y fuertes, retrasarían el avance alemán. Sin embargo, una
excelente labor de espionaje y la habilidad de los paracaidistas alemanes
permitieron conservar muchos puentes intactos. A pesar de estar pobremente
equipados, los holandeses lucharon constantemente. Eso no impidió el terrible
bombardeo de Rotterdam ejecutado el 14 de mayo que obligó al gobierno holandés
a rendirse inmediatamente.
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