Invasión de Polonia 1939
La
invasión alemana de Polonia se inició el 1 de septiembre de 1939 con el fin de
anexar a Polonia al territorio Alemán y concluyo cuando el ejército polaco se
rindió el 6 de octubre de ese mismo año, se cree que fue el detonante para la
segunda guerra mundial y que acabó con la II República Polaca.
Antes
de que todo comenzara Polonia se encontraba en el pacto de no agresión firmado
por Alemania y la URSS firmado en el año de 1939. En el tratado se acordaba que
qué Polonia sería anexada a Alemania y dividida en dos: la parte soviética y la
parte alemana.
El
1 de septiembre de 1939 el ejército alemán invadió Polonia por las rutas que se
encontraban en el Oeste. Ese mismo mes pero el día 17, tropas del la unión
soviética atacaban por las rutas del
Este. Polonia fue derrotada muy pronto pero 2 días después de la derrota
Reino Unido y Francia declaraban la guerra a Alemania gracias a los acuerdos de
ayuda mutua que tenían establecidos con Polonia.
La
invasión a Polonia fue una “guerra relámpago” (Blitzkrieg en alemán) debido a
que las operaciones alemanas se desarrollaron demasiado rápido debido a los ataques sorpresa con tanques y
aviones. Esos ataques acabaron con las líneas polacas destruyendo la
comunicación y tomando por sorpresa al ejército.
Por
otro lado Reino Unido y Francia a pesar de haber declarado la guerra a Alemania
no intervinieron activamente en su defensa. El 27 de septiembre de 1939
Varsovia se rindió y unos días después el 6 de octubre el ejército polaco
también se rindió, a causa de eso la II República Polaca desapareció.
La gran mayoría de su población fue sometida al dominio y
represión de los alemanes. Especialmente la comunidad judía que exterminada en
los campos de concentración o fallecida en guetos como Varsovia o Cracovia.
Ataque a Pearl Harbor
El
7 de diciembre de 1941 la aviación japonesa atacó por sorpresa la base naval de
Pearl Harbor en Hawaii, donde estaba la flota de guerra norteamericana del
Pacífico.
Los
buques de guerra anclados en el puerto fueron fácil blanco para los
aproximadamente 360 aviones de guerra japoneses que participaron en el ataque.
Los norteamericanos sufrieron 3400 bajas con 2300 muertes. El ataque dañó
seriamente el poder naval y aéreo norteamericano en el Pacífico.
Sin
embargo, esta agresión estimulo al los norteamericanos y a Roosevelt para conseguir que al día siguiente, el 8 de
diciembre de 1941, el Congreso aprobara la declaración de guerra contra Japón.
Batalla Occidental
El Frente de Europa Occidental o
Frente Occidental fue el segundo frente europeo de importancia durante la Segunda Guerra Mundial.
Cubrió el oeste de Europa, y fue abierto inesperadamente por la Alemania nazi
al invadir Noruega, Dinamarca y Francia en 1940, siendo cerrado por las fuerzas
conjuntas de los Estados Unidos y Gran Bretaña en 1945, manteniéndose inactivo
desde la mitad de 1940 hasta la batalla de Normandía en junio de 1944.
La guerra librada en Europa Occidental
durante la Segunda Guerra Mundial se divide en cinco etapas:
Apertura del frente: Drôle de guerre,
Campaña de Noruega y Batalla de Francia
Batalla aérea: Batalla de Inglaterra,
La Blitz, Bombardeo aliado de Europa
Reapertura del frente: Batalla de
Normandía, Operación Market Garden
Conquista de Alemania: Cruce del Rin.
Los países que enviaron grandes cantidades de sus ejércitos al frente fueron:
Alemania, Bélgica, Canadá, Dinamarca, Estados Unidos, Francia (Francia Libre y
Francia de Vichy), Gran Bretaña, Noruega, Holanda, Italia, y Polonia. Tropas de
varios países de Europa Oriental, Latinoamérica y de la Mancomunidad de Naciones
también participaron, pero sus contribuciones no fueron determinantes. Irlanda fue bombardeada accidentalmente por
Alemania, sin embargo este país nunca
abandonó su estado de neutralidad.
África Subsahariana
Desde el siglo XIX este territorio
empezó a ser conocido por los occidentales con la expresión África negra, la
cual era una zona habitada por personas
de raza negra y que no había sido "explorada" ni "colonizada"
por parte de los europeos (entre 1950 y 1975 se produjo la descolonización).
Ese término fue cayendo en desuso en los años 70 y 80 del siglo XX,
sustituyéndose por el controvertido término de África subsahariana. Actualmente
se ha vuelto a recuperar el término África negra, sobre todo por parte de los
propios africanos, filósofos y activistas panafricanistas y teóricos de la
afrocentricidad.
El propio concepto de África subsahariana es visto por
intelectuales de la zona que designa como una imposición eurocéntrica, no correspondiente
a la realidad africana. Para esta tesis se apoyan, entre otras cosas, en que la
Sudáfrica del apartheid, claramente al sur del Sahara, no estaba incluida
dentro del África subsahariana, aunque sí entró dentro de este término cuando
el Congreso Nacional Africano asumió el poder.
Invasión Soviética " Operación Barbarroja"
Con el nombre en código "Operación Barbarroja", la Alemania nazi invadió la Unión Soviética el 22 de junio de 1941, lo que fue la operación militar alemana más grande de la Segunda Guerra Mundial.
La destrucción de la Unión Soviética
mediante el uso de la fuerza militar, la eliminación permanente de lo que se
percibía como amenaza comunista hacia Alemania, y la confiscación de
importantes tierras dentro de las fronteras soviéticas para establecer
asentamientos alemanes a largo plazo habían sido una política central del
movimiento nazi desde la década de 1920. Adolf Hitler siempre había considerado
el pacto alemán soviético de no agresión, firmado el 23 de agosto de 1939, como
una maniobra táctica y temporal. En julio de 1940, apenas semanas después de la
conquista alemana de Francia y los Países Bajos, Hitler decidió atacar a la
Unión Soviética durante el año siguiente. El 18 de diciembre de 1940, firmó la
Directiva 21 (llamada en código "Operación Barbarroja"), la primera
orden operativa para la invasión de la Unión Soviética.
Desde el principio de la planificación
operativa, el ejército y las autoridades policiales alemanas intentaron
emprender una guerra de aniquilación contra el estado comunista y los judíos de
la Unión Soviética, a quienes definían como la "base racial" del
Estado soviético.
El éxito obtenido en el frente militar
y en el asesinato de los judíos soviéticos contribuyó a la decisión de Hitler
de deportar a los judíos alemanes a la Unión Soviética ocupada, a partir del 15
de octubre de 1941, comenzando así lo que se llamaría la política de
"Solución final": la aniquilación física de los judíos europeos.
Pero después de meses de campaña, el
ejército alemán estaba exhausto. Los estrategas alemanes, que habían confiado
en un colapso soviético rápido, no habían equipado a sus tropas para la lucha
en invierno. Y como esperaban que el personal militar viviera de lo que
producía la tierra de una Unión Soviética conquistada a costa de la población
local, que según los cálculos alemanes moriría de hambre por millones, los
estrategas alemanes no proporcionaron los alimentos y medicamentos suficientes.
Peor aún fue que las tropas alemanas avanzaban tan rápidamente que superaban a
sus líneas de suministro, y dejaban así flancos apenas defendidos vulnerables
al contraataque soviético a lo largo del trecho de 1.000 millas (1.609 km) que
iba desde Berlín hasta Moscú.
El 6 de diciembre de 1941, la Unión
Soviética lanzó un gran contraataque contra el centro del frente y expulsó a
los alemanes de Moscú en medio del caos. Sólo unas semanas más tarde, los
alemanes pudieron estabilizar el frente del este de Smolensk. En el verano de
1942, los alemanes retomaron la ofensiva con un ataque a gran escala en el sur
y sureste hacia la ciudad de Estalingrado (Volgogrado) sobre el río Volga y
hacia los yacimientos petrolíferos del Cáucaso. Cuando los alemanes llegaron en
septiembre de 1942 a las afueras de Estalingrado y se acercaron a Groznyj
(Groznyy) en el Cáucaso, aproximadamente a 120 millas (193 km) de las costas
del Mar Caspio, la dominación alemana de Europa alcanzó su extensión geográfica
mayor.
Frente Oriental
El frente de Europa oriental o frente oriental
fue el principal frente durante la Segunda Guerra Mundial. En la extinta Unión
Soviética se la denominó Gran Guerra Patria. Cubrió el centro y el este de
Europa, y fue abierto por la Alemania nazi al invadir Polonia en 1939 siendo
cerrado por la Unión Soviética al capturar Berlín en 1945, manteniéndose
inactivo temporalmente en 1940.
Debido a que la ideología nazi se
oponía a los movimientos eslavos, judíos y comunistas, mientras que el ideario
soviético era opuesto al fascismo, la guerra en el frente oriental se
caracterizó por la ocurrencia de genocidios en casi todos los países ocupados,
así como la constante violación de las acuerdos obtenidos en las Convenciones
de Ginebra. En este frente perdieron la vida 27 millones de soviéticos, 6
millones de alemanes y aliados del eje y casi 6 millones de polacos, más de un
60% de las víctimas de esa guerra en todo el mundo. Se estima que en el frente
oriental murieron el 80% de los soldados alemanes que murieron en la guerra y,
en el caso de Bielorrusia, Ucrania y Polonia, más del 20% de la población civil
fue asesinada.
Tras los cercos de Minsk en julio,
Kiev en septiembre y Viazma en octubre de 1941, los alemanes hicieron 3
millones de prisioneros soviéticos, que fueron los primeros en ser sacrificados
en las cámaras de gas de los campos de exterminio.
Enfrentado a una guerra total, Stalin
no dudó en practicar la táctica de tierra quemada ya probada en 1812, en
organizar una guerra de guerrillas, en trasladar todas las industrias a la
retaguardia y en sacrificar a todos los hombres que fuesen necesarios.
Tras la paralización de la ofensiva
alemana en diciembre de 1941 y con algo de ayuda de los aliados occidentales,
la Unión Soviética pudo reconstruir su ejército, movilizar a todo el país en
nombre de defensa de la patria, y para 1942 la producción de armamento
soviética ya era superior a la alemana.
A pesar de que el Ejército Rojo logró
contener la ofensiva alemana del verano de 1942 y expulsó a los alemanes de
Ucrania durante 1943 y principios de 1944, estos últimos no pudieron ser
derrotados hasta que no se abrió el segundo frente en Francia.
En 1937, Japón intervino militarmente
en China, en un esfuerzo que pretendía pacificar la región sumergida en una
violenta guerra civil entre las fuerzas de Mao Zedong y Chiang Kai-shek. La
invasión tuvo como resultado la Segunda Guerra Sino-japonesa. Japón ocupó la
Indochina, colonia francesa, buscando finalizar la larga contienda en China.
Reino Unido, Estados Unidos y otras naciones con intereses en la región
respondieron imponiendo un duro embargo económico que amenazaba con asfixiar al
pequeño país, lo que precipitó la Guerra del Pacífico. Después de fallidas
negociaciones, Japón atacó simultáneamente, sin previa declaración de guerra, a
territorios controlados por Estados Unidos, Reino Unido, Tailandia y Holanda en
diciembre de 1941.
El ataque japonés no logró acabar con
la Armada estadounidense en el Pacífico, aunque la debilitó. Japón logró
conquistar Filipinas, Malasia, Birmania, las Indias Orientales Holandesas, Hong
Kong y emprendió una ofensiva en el Océano Índico en 1942. El avance japonés se
detuvo ese mismo año, luego de las derrotas en la batalla del Mar del Coral y
la batalla de Midway, esta última con resultados desastrosos para Japón.
El avance estadounidense por el
Pacífico logró forzar una gran batalla naval conocida como la batalla del Mar
de las Filipinas, donde la Armada nipona sufrió pérdidas irreparables, que
fueron explotadas en la batalla del Golfo de Leyte. Desde entonces la
superioridad naval estadounidense en el Pacífico fue indiscutible.
Para 1945, los aliados habían
recuperado Birmania, Nueva Guinea, Borneo, las Filipinas, las Islas Aleutianas
y ocupado territorio japonés, Iwo Jima, y ambos bandos se preparaban para
prestar batalla en las grandes islas niponas. El lanzamiento de las bombas
atómicas en agosto de 1945 coincidió con la invasión soviética de Manchuria,
controlada por Japón desde 1933.
Japón aceptó la rendición
incondicional el 15 de agosto de 1945, siendo ocupado por tropas americanas y
viendo reducida su extensión territorial a las islas del archipiélago
principal. La Guerra del Pacífico significó la caída del Imperio Japonés.
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